“Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.”

La conciencia será faro para el camino: «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está enfermo todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6,22-23). La conciencia formada será garantía de que no habrá doblez, insinceridad, hipocresía en su vida. Una conciencia deformada será en cambio fuente de tinieblas y de zozobra.
Para trabajar en la formación de la conciencia, es necesario tener presente los valores morales que provienen de la moral natural y de los principios de la Revelación. Es descubrir la bondad o maldad de nuestros actos. Es entender que la moral es objetiva y no subjetiva (de la persona).
El problema al cual nos enfrentamos es la conciencia laxa y/o la conciencia escrupulosa, es decir, la conciencia laxa permite que al individuo que “le valga lo que piensen los demás”, y aun sabiendo que está mal, lo haga. La conciencia escrupulosa, hace que el individuo “vea pecado por todos lados”… es gente que acalla su conciencia y se vuelve peligroso por su deformación.
¿Cómo actuar?
Algunos elementos:
El ser humano es esencialmente un ser social, dialogal. No se trata de “adoptar” sino de entender la importancia de la presencia y del comportamiento, recordando que las formas externas son el espejo del alma. La gente se siente atraída por la personalidad que uno desarrolla, por la palabra amable o el gesto educado.
Estar en constante contacto con la gente, es el “pan de cada día”; para ello se requiere de palabras amables, agradables y abiertas. Actitudes llenas de caridad y de prudencia. Saber guardar silencio y escuchar, interesarse sinceramente por los demás, persona de diálogo
Llevamos un tesoro en una vasija de barro, nos recuerda Pablo. La vasija de barro, es el exterior que es lo primero que ve la gente; el tesoro, solo se descubre con el diálogo y el trato distinguido y cortés. Necesario es respetar las normas de comportamiento social. Se debe evitar la timidez, encogimiento, el apocamiento. Evitar el trato brusco, agresivo o irónico. Desarrollar el modo de ser firme, amable, natural, alegre, sereno, equilibrado.
El cultivo de estas cualidades solo se da en la vida ordinaria y con una conciencia clara y concreta.

SAN MATEO APÓSTOL Y EVANGELISTA
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